Una història immortal?

Gustau Muñoz

Recentment José Manuel Samos publicava (a la revista electrònica Sin Permiso) l’article “Quien prefiera un país sin Ejército…”,  la lectura sencera del qual és altament recomanable, perquè situa en perspectiva assumptes  molt importants relacionats amb l’exèrcit, la guerra, la cultura de pau i l’entorn mediàtic.

<http://www.sinpermiso.info/textos/quien-prefiera-un-pais-sin-ejercito>

En destacaré ací uns paràgrafs il·lustratius que fan referència a aspectes de l’actualitat que, en plena època democràtica i atlàntica, amb un exèrcit homologat, semblarien tan fora de lloc com les darreres manifestacions de l’arquebisbe de València, Antonio Cañizares, contra les lleis d’igualtat de gènere, l’imperi gai o les depravades autoritats democràtiques que manen a la Generalitat Valenciana.  Hi ha dies que u pensa que el temps no passa, que té raó la tesi de l’etern retorn, que nihil novum sub sole, que res no canvia, que les velles estructures perduren, que la llibertat i la democràcia podrien ser suprimides sense massa dificultat si venia una ventada forta, un huracà autoritari com el dels anys trenta del segle XX, perquè ja hi ha que s’afanyen a que no arrelen de debò…

<<El falangista José Utrera Molina, ministro-secretario general del Movimiento, además de ministro de Vivienda, subsecretario de Trabajo, gobernador civil de Ciudad Real, Burgos y Sevilla, volvió a utilizar el pasado 1 de marzo las páginas de ABC para “evitar la tragedia de la definitiva liquidación de la esencia de España”. El suegro de Gallardón, imputado por la justicia argentina en la única causa judicial abierta que investiga los crímenes cometidos por la dictadura franquista por genocidio y/o crímenes de lesa humanidad, se preguntaba: “¿Será posible que volvamos otra vez a ocupar un espacio histórico cainita? ¿Será posible que los españoles no seamos capaces de ponernos de acuerdo para evitar las terribles consecuencias de un nuevo frente popular que bajo el disfraz inagotable del progreso propugna la liquidación de la esencia de España, de sus Fuerzas Armadas, de las tradiciones y de las banderas que construyeron nuestro horizonte de concordia y de paz?”.

>>El alto cargo franquista, que no ha sido extraditado ni juzgado por el Estado español, remataba esperanzado su “España desamparada”: “aún me afilio y me agarro a la voluntad de Dios, que no puede dejar a España desamparada”. Unos días después, en el blog generaldavila.wordpress.com, Utrera Molina firmaba como “Alférez de complemento y Cabo honorario de la Legión Española” otro llamamiento señalando a  “grupos y formaciones políticas que desprecian el depósito de nuestra historia y tradiciones, que ignoran el alto valor que el Ejército representa”, y advirtiendo que “No importa que parezca declinar el ánimo colectivo y que el buen pueblo español se acerque engañado a la negación de las virtudes básicas que permiten su supervivencia. Siempre hubo y siempre habrá una minoría altiva, audaz y dirigente que capte […] las notas…”

>>Una semana después, el pasado 8 de marzo, el director de la Policía Ignacio Cosidó, junto a un abultado grupo de uniformados altos mandos de las Fuerzas Armadas, atendía la conferencia del historiador revisionista Stanley Payne titulada sin disfraces “El camino hacia el 18 de julio” en el paraninfo del Centro de Estudios para la Defensa Nacional (CESEDEN), dependiente del Ministerio de Defensa. Publicitado por el CESEDEN como “el hispanista de mayor relieve y reconocimiento internacional sobre historia contemporánea española”, Payne acusó a la Segunda República de manipular las elecciones y crear una situación prerrevolucionaria; elogió la extraordinaria paciencia del Ejército y del propio Franco, muy prudente y profesional; justificó la insurrección militar -deseada por el propio Gobierno republicano-, porque la izquierda española quería dominar el país: quien no quiera la contrarrevolución, que no empiece la revolución. Payne calificó la Ley de Memoria Histórica como “invento semisoviético” y elogió a Pio Moa.

>>”Sospecho que el viejo cauce cainita, asesino y caníbal de los españoles puede traer una avenida devastadora cualquier día de estos”. La columna de Félix de Azua, académico fundador de Ciudadanos en El País del mismo 8 de marzo titulada Espantajo concretaba el “espacio histórico cainita” de Utrera Molina, declarándose “agobiado por cuánto se va asemejando nuestro país al de 1936”.

>>Intentando explotar un falso incidente, “nuestro siempre querido y benemérito, ilustrado, huecograbado, grapado, encuadernado, tricornudo y charolado diario monárquico de la mañana” (Rafael Sanchez Ferlosio) ABC, sacaba las uñas a Ada Colau por “el desprecio que mostró la alcaldesa de Barcelona con el Ejército en el Salón de la Enseñanza”, y derrochaba entusiasmo ante el éxito del stand del Ejército: “Zafarrancho de jóvenes en el estand del Salón de la Enseñanza de Barcelona”.

>>En el editorial de El País de 11 de marzo, Javier Rivas Guerra, jefe de sección de El País y perito en legitimaciones, se mostraba sorprendido de que “alguien ponga trabas a la presencia del Ejército en un salón educativo”. Rivas Guerra llama retrógrada a Ada Colau y critica que la alcaldesa de Barcelona prefiera “separar los espacios” en los que sociedad civil e institución militar exhiben sus universos educativos, porque es apostar por la “autonomía militar tan querida por el franquismo”. En ningún momento se plantea Rivas Guerra que la lucha contra el militarismo ha perseguido históricamente esa separación. Puertas abiertas para los soldados, pero las instituciones responsables de la multiplicación de “productos culturales” como el mostrado en la foto de Turnley es mejor que no compartan espacio con las instituciones culturales de la sociedad civil.>>

 

De tot plegat el que em sembla més inquietant és la conferència de Stanley Payne al CESEDEN. És com si hagueren portat el negacionista britànic John Irving a fer una conferència sobre Hitler i l’Alemanya nacional-socialista davant els alts comandaments de l’exèrcit de la República Federal Alemanya. Impossible, inversemblant, impensable! Però a Espanya poden passar aquestes coses. Payne rebla el clau de la legitimitat del colp d’estat del 18 de juliol de 1936, culpa a la República i dóna suport, una rere l’altra, a totes les justificacions que, any rere any, ens abocava el franquisme per tots els altaveus possibles, el NO-DO, les trones, la premsa del Movimiento, les pel·lícules, les classes a escoles i universitats, la formación del espíritu nacional, les campanyes com els “25 años de paz” (organitzada per Fraga Iribarne)…

Malament anem, doncs. Payne, Azúa i qualsevol altre, incloent-hi un demagog tan mal intencionat com Pío Moa, poden dir el que vulguen, la llibertat d’expressió empara, lògicament, les seues opinions, per errades que ens semblen i que els semblen als historiadors seriosos i professionals, que han publicat fins i tot un llibre voluminós (a càrrec d’Àngel Viñas) per demostrar-ne la inanitat.

Però la formació d’una mentalitat democràtica a les forces armades és una cosa molt seriosa. L’única experiència democràtica que hi ha hagut a l’Espanya del segle XX fou la Segona República. La legitimitat històrica de la Democràcia s’hi ha de referir sense cap dubte ni ambigüitat. El colp militar de Franco i la Guerra Civil que llançà l’Exèrcit contra el Poble, no tinguren res d’honorable: es van carregar la legalitat, la legitimitat, la voluntat majoritària de la població i van instaurar un règim cruel, indigne i dictatorial que vexà, torturà, oprimí i assassinà centenars de milers de ciutadans…  I a partir d’ací, que cadascú traga les seues conclusions.

 

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