Reproduïm ací, pel seu interès, l’article aparegut a eldiario.es/cv sobre Carlos Turró, empresari de CLEOP, fundador d’ETNOR, cas paradigmàtic de la viciada relació entre poder, política i negocis que ha estat en l’origen de la corrupció que tant de mal ens ha fet. Una relació que atempta contra la democràcia, que distorsiona l’economia, que detrau recursos públics i que enverina el clima social. I encara, en aquest cas -per a més inri, per a més sarcasme- tot embolcallat amb el recurs a l'”ètica dels negocis”, igual com altres al·leguen el seu paper de mecenes de l’art i la cultura o invoquen amb cinisme els seus “serveis desinteressats a les institucions” (!)… La corrupció en tots els seus registres, i la col·laboració (els cooperadors necessaris, a títol lucratiu) amb el règim dels corruptes, ha d’eixir de ple a la llum del dia, per tal d’eradicar-la per sempre, com a premissa de la regeneració civil, moral i política que necessita el País Valencià. (N. de la red.)
El viaje del constructor favorito del PP valenciano: De promover la ética en los negocios a poliimputado por corrupción
Carlos Turró, investigado por el pago de mordidas en la operación Lezo, fue detenido en Taula por el pago de comisiones al PP
Su empresa, Cleop, en concurso de acreedores, recibió 21 millones en contratos del Ayuntamiento de Valencia dirigido por Rita Barberá a partir de 2006
Turró fue uno de los socios fundadores de Etnor, una fundación para “el estudio y desarrollo de la ética de los negocios”
Carlos Turró ha pasado de ser patrono fundador de una organización que promueve la ética en los negocios (ETNOR) a ser uno de los empresarios de la Comunidad Valenciana más señalados por la corrupción: Fue detenido e imputado en la operación Taula y ahora está siendo investigado en Lezo, la investigación judicial que ha conmocionado al PP madrileño.
Su empresa, Cleop, está en concurso de acreedores desde 2012 pese a haber sido mimada por las administraciones gobernadas por la derecha. En 2016, perdió más de cuatro millones de euros, pero los problemas de Turró -un ingeniero de caminos nacido y formado en Barcelona que ha desarrolado casi toda su larga carrera en Valencia- son tanto de orden económico como legal.
Mordidas en Panamá
El juez Eloy Velasco, el instructor del caso Lezo, le investiga por el pago de mordidas en Panamá. Cleop se alió con Inassa, la empresa comprada para expandir la actividad del Canal de Isabel II por América Latina. “Se ha puesto de manifiesto que, en 2012, el consorcio de empresas Inassa-Cleop (…) fue irregularmente adjudicatario, por un importe de cuatro millones de dólares, de un contrato de obra pública en Panamá”, dice el auto del magistrado.
Entre los responsables de la operación supuestamente irregular estarían Sergio Vidal, un empresario de Alicante “quien habría pagado una comisión ilegal de 273.672 dólares”. Un directivo de Cleop, Carlos Bello, responsable de “los contratos y las comisiones a pagar” y, por supuesto, Turró, “informado” por Bello de todos los entresijos de la trama.
Mordidas en Valencia
El asunto turbio de Panamá data de 2012. Antes, en 2007, Cleop rehabilitó una construcción histórica de Valencia, las Torres de Quart. Turró está imputado en la operación Taula por el pago de comisiones ilegales para adjudicarse esa obra, que no fue la única para la que el Ayuntamiento de Valencia -durante el mandato de Rita Barberá- contrató a su empresa.
Ésta habría recibido 21 millones de euros en adjudicaciones desde 2006. Además, Cleop también trabajó para Ciegsa -la empresa pública bajo investigación parlamentaria por los sobrecostes en la construcción de colegios– y el propio Turró reconoció ante el juez de Taula que se había reunido varias veces con Marcos Benavent, el yonki del dinero y hombre clave en la financiación ilegal del PP.
Turró, eso sí, negó haber pagado dinero negro al PP a cambio de adjudicaciones tras su detención. De su papel de impulsor de la la Fundación de Etica de los Negocios y Organizaciones (ETNOR), entidad “que es pionera en España en el estudio y desarrollo de la ética de los negocios”, ya no se habla. Ni su nombre ni el de su empresa aparecen en el organigrama.
(eldiario.es/cv , 25 d’abril 2017)