
Gustau Muñoz
Manuel Alcaraz, professor de Dret Constitucional de la Universitat d’Alacant, ex conseller, un intel·lectual lliure que raona i comparteix el seu pensament amb el públic -la polis-, en la millor tradició europea del debat i la deliberació enllà de constriccions, és persona fiable. De tota confiança i situada en un observatori privilegiat. És d’Alacant de tota la vida. No té prejudicis antivalencians, molt al contrari (sap que això del País Valencià és sobretot un espai de llibertat i d’alliberament d’una opressió material i psicològica intolerable).
A Alacant alguns pensen que els de València estan “tarats” (“Puta València”). Que s’entesten a parlar una llengua obsoleta. Ells connecten directament -ara via AVE- amb el centre excels, Madrid. No se n’adonen que el valencià és la seua història, que el tenen molt a la vora: a Sant Joan, a Guardmar, a Elx, a Novelda, a Biar, a Alcoi, a Dénia. I que Madrid és l’origen de molts dels seus problemes.
Però l’ambient castellanista d’Alacant és singular. Controlen un cert espai, estan molt implicats en les operacions immobiliàries (Ortiz) i en general en el negoci del turisme, amb el lideratge del lobby HOSBEC, tan poderós. Tentacles que arriben a Torrevella, i a les Marines. Negocis foscos. Matèria de novel·la negra. Terorífic. I econòmicament un desastre, perquè les zones turístiques s’empobreixen. Les industrials i de serveis avançats progressen.
En aquest ambient d’Alacant, del “tardeo” als bars i pubs de l’Espalana -quan terabllen, aquesta gent?-, proliferen individus com Carlos Mazón, simpàtic, cantant, encantador de serps i… profundament irresponsable. Arribat al més alt (la presidència de la Generalitat) ha fet el ridícul i ens omple de vergonya. Hauria de dimitir. Retirar-se. Abandonar, demana perdó i reflexionar. No és digne de continuar, s’ha salvat -per ara- lliurant-se al feixisme de Vox, i comprometent el PP de González Pons i Feijóo, que no resten precisament indemnes.
Per tot això és molt ecomanable la lactura de l’article del cap de setmana de l’observador participant, crític lúcid, informat, Manuel Alcaraz. Vet ací un fragment significatiu i clau, que es podrà llegir en plenitud al diari Información d’Alacant:
<<Mazón. Desligado de su derecha razonable, porque sus intereses se han despegado de los del partido, sabe que éste carece de ideas, valor y energía moral para ejercer un movimiento que le aparte del poder. Está en condiciones de promover una alianza más que estrecha con Vox. Nada de lo que éste pida le va a importar en absoluto. Sólo hay una tarde entre sus antiguas ideas, si las tuvo, y la nada. Y Abascal está ahí, en ese espejo, para salvarle de Dios sabe qué. Netanyahu también es un buen referente.
>>Analicemos a la luz de esta idea su liderazgo postmortem. Porque, dejado sólo con su fango, es importante para entender tanto su conducta como la de otros jefes populistas. Avanzo que los elementos que apuntaré no obedecen a la definición de psicopatías sino a comportamientos que se deducen de necesidades políticas concretas, aunque sean facilitadas por rasgos caracteriológicos particulares. Al fin y al cabo, si algo resume a estos personajes es la mezcla de intereses personales y de su reserva genealógica de ideologías, ahora redefinidas en hilos inconsistentes más allá del abuso de la legitimidad de origen y la fuerza bruta: las motosierras están en las almas. En su desenfreno de neoliberalismo integral la vida se abre como la posibilidad de vencer en una carrera de precios, de equivalencias con las que ganar un pellizco de dinero, de poder bruto, de amistades peligrosas. Su silencio y su palabra equilibran las ganancias si las cosas van bien. Si van mal, se deprecian, pero no lo saben. Y no hay nada más en el mercado que lleguen a comprender.
>>El primer elemento es la creciente sensación de carecer de límites. Teóricamente existen: jurídico-formales, de tradición y marco político y de semántica ética. Pero los hay que pueden ser aplazados lo suficiente como para no alterar demasiado la vida. Mas alguno ya ha triunfado: Mazón presiente que no volverá a ser President; otros límites ya no tienen sentido para él: serán solo injusticia o mala fortuna. Los valores comunes de la ética política son sustituidos por otros supervalores que se limitan a atacar a principios socialmente compartidos, dejados de lado en favor del triunfo económico o de victorias anecdóticas, tribales y triviales, de la nación de cada cual. Mazón cruzó todos los límites aquella tarde. Y si entonces no era consciente, ya debe serlo, pese su contumacia en el ocultamiento y la mentira.
>>Son maestros en construcción de shocks, como teorizó Klein. En el caso de Mazón es un shock inverso, uno que se vuelve contra él porque no acertó a domar la realidad de las primeras horas. La mala calidad de su reloj o su extraña agenda secreta le impidió ser el Capitán Chaleco, liberador del pueblo y enemigo del barro. Pero no menospreciemos ese hecho: eso es precisamente lo que ha vendido a Vox. Es el fracaso, la irrelevancia moral lo que les viene tan bien. Y el aturdimiento de la población que puede llegar a alzar voces de indignación que acaben como papeletas para Abascal. En el nuevo marco, el echar la culpa a otros –a la ONU, al socialismo, a los ODS, a la ciencia, a la aemet, al Islam- es una pieza estructural. La derecha clásica cruza la línea negra si acepta construir “otros” culpables. En el caso de la CV se llega al espanto: en lugar de aceptar la responsabilidad con las víctimas se desvía la atención a menores inmigrantes; se reduce la ayuda a Unicef y a otras entidades tan imprescindibles como heroicas. Mazón culmina, por ahora, una carrera de indignidades. Eso sintetiza su propio shock y ejemplifica como nada la ausencia de límites.
>>Los líderes de este nuevo tipo exhiben un narcisismo vertebral. En algunos casos es coherente con su exhibicionismo, en otros es la desembocadura de su artesanal forma de hacer política, campechana y de regate corto. O todo a la vez. Si la vida de Trump es puro espectáculo y la de Abascal propia de anuncio de colonia para hombres y de desodorante para caballos, Mazón ha rebasado el protagonismo de las mismas víctimas al proclamar su vida herida, su cuaresma, como un “efecto colateral”: como los niños de Gaza, por ejemplo. El narcisismo exhibicionista no puede dejar, en estas condiciones de estructuras averiadas de poder, de degenerar en crueldad. La crueldad es la enfermedad definitiva de la ausencia de empatía en un mundo poblado de enemigos. Vivos y muertos. Por eso lanzar a la cara de Mazón lo del “gobierno de la vergüenza” es ocurrente, pero que nadie espere que él se sienta herido. No lo entiende.
>>228 muertos. Sólo 228 muertos pensarán algunos. Cómo se ponen algunos por pactar con Vox, dirán otros. Pero es que esa es la madre del cordero: ¿cómo se puede pactar con Vox en las condiciones que se hace con 228 Gustamuertos y una bolsa de misterios sin resolver? Se puede. Pero no se puede, a la vez, pensar que quien lo haga es decente según las reglas comunes de la Europa que seguimos queriendo defender. Llega un punto de incomprensión. Se acaban las palabras. No queremos derivar al insulto simple, al denuesto que nos rebaje. Aunque escribamos artículos muy duros. Lo que hacemos algunos, en comparación con lo que otros practican y desean y planean, es pura bondad. Eso es lo que me preocupa. Recordamos a las víctimas –las 228, las de Gaza, los deportados de EE.UU., los niños inmigrantes amenazados que quebrar sus últimas posibilidades de vivir y no de sobrevivir para siempre, las personas trans, las mujeres maltratadas, los habitantes de un planeta caliente que recalientan más estas personas que no dejarán herencias de calidez humana-. Recordamos a las víctimas sin tratar de apropiárnoslas. Las víctimas no pueden tener dueño. Las debe acoger una democracia que de las frases pase a una realidad beligerante. Es la política, ay, la política.>>